13 mayo 2006

NATURALEZA, MOTOR DE DESARROLLO

A veces hay que saber mirar a nuestro alrededor con ojos diferentes. Aquellas cosas a las que estamos acostumbrados y a las que no concedemos valor alguno son las que pueden ayudarnos.
Un ejemplo : el lobo.
En la Sierra de la Culebra, en Zamora, es posible que se encuentre una de las más abundantes poblaciones de lobo de España, posiblemente de Europa. El lobo es un animal mítico, aparece en nuestros cuentos, en las historias que nos daban miedo cuando niños. Por necesidad tiene que mover la curiosidad. Sin embargo los habitantes de la zona piden más cacerías y colocan cebos envenenados, y todos los años queman el monte. Supongamos un poco:
  • Si la mancomunidad de la Sierra de la Culebra, fomentase tres talleres: turismo rural, viveros y repoblaciones, y guía de campo.
  • Si se recogiesen en un museo todos los trofeos, fotografías, restos, artilugios que se han utilizado en nuestra relación con el lobo.
  • Si se creasen puestos de observación controlados, en los que sin interferir, se pudiese observar la vida de un grupo de lobos.
  • Si se da publicidad a todo esto en los medios apropiados.
?NO ESTARIAMOS PONIENDO EN VALOR ALGO QUE YA TENEMOS¿
Cuantos puestos de trabajo se crearían, cuantos jóvenes no se marcharían. Y después del lobo, a cuantas personas les gustaría recorrer los valles, llenos de sombras y olores en una tarde de primavera; luego la nutria, y otras que no conozco pero que están ahí esperando.
Quien les iba a decir a los habitantes del valle del Jerte, que todos los años, la floración de los cerezos iba a convocar a tantos turistas.
El cuidado de la naturaleza no es incompatible con un desarrollo humano ordenado y respetuoso.


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