14 febrero 2006

UNA RETIRADA ORDENADA


Los datos nos indican que la población de Castilla y León está en retroceso. Este retroceso es más acusado en las zonas rurales en general y en las más deprimidas en particular, de forma que la imagen de muchos de nuestro pueblos es la de casas semiabandonadas durante gran parte del año, con unas cuantas familias de personas mayores y sin niños que aseguren el relevo generacional.
Pienso que a partir de cierto númerode habitantes la población crea una dinámica intrínseca de crecimiento, que con apoyo institucional puede permitir el desarrollo económico y una calidad de vida impensable en muchas ciudades, a la vez que fija a la población a un territorio que en caso contrario se despoblaria en unos pocos años.
Es en estos dos puntos: lo inexorable del declive de la población y en la concentración en núcleos comarcales como elemento de desarrollo, en los que baso mi propuesta en favor de la comarcalización.
El proceso, tal y como yo lo veo, tendría seis pasos:
  1. Identificar las comarcas, que respetando los límites provinciales actuales, tengan unas características comunes tanto geograficas, económicas, sociales y culturales. Es protagonismo de esta fase lo tendrían los propios habitantes de los municipios afectados, las universidades que elaborarían las propuestas, los agentes sociales. La Junta sería el elemento dinamizador del proceso de debate y moderador de los excesos localistas que sin duda surgirían. En este momento el propio debate sobre la organización interna centraría la atención de los ciudadanos y de los medios de comunicación en la situación de la región y crearía sentimiento de pertenencia.
  2. Implantación de los consejos comarcales, comenzando por las zonas más deprimidas y por tanto las que necesitan una más urgente actuación. Estos consejos sustituirían a los municipios en los casos más extremos y asimilarían las competencias administrativas que la Junta descentralizase, además de la financiación y los funcionarios necesarios para la prestación de estos servicios.
  3. Una política de descentralización de los servicios sociales básicos: educación, sanidad y servicios a la comunidad. La creación de centros comarcales con dotaciones deportivas, culturales y de nuevas tecnologías permitirían al todos los residentes (no solo a los niños y dentro del horario escolar) el acceso a una dotación cultural y de tiempo libre. Los centros de salud, equipados con prestaciones sanitarias básicas: médicos de familia, pediatra, recogida de muestras y equipo básico de radiografias, evitarían desplazamientos innecesarios y harían más atractivo el permanecer en la zona. Por último aquellos sevicios a la comunidad como residencias de ancianos, instalaciones de ocio, etc... todo a la escala de las necesidades de la zona
  4. Una política de vivienda adecuada que facilite al máximo que junto a los jóvenes de la zona, se asienten personas de los pueblos de los alrededores y algunas de las personas que participan en la prestación de los servicios. Crearía una dinámica de crecimiento y opitimismo sobre las posibilidades de desarrollo.
  5. Una política de transporte público que permita la comunicación eficaz entre las comarcas y las capitales de referencia.
  6. La descentralización de los tramites administrativos a través de un uso eficaz de las nuevas tecnologías.


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