
No hace mucho revolviendo entre los libros viejos encontré un chiquicuento, se titulaba Barquichelo de papel. Trataba de un sapo y un pájaro que montan en un barco de papel, y que cuando la corriente lo arrastra, tienen miedo y piden ayuda a los duendes que están en la orilla. Cada uno les contesta una cosa, hasta que el último les dice que se miren. Se dan cuenta que el pájaro puede volar y que el sapo puede nadar, con lo cual se pueden salvar ellos mismos.
Traigo esto a cuento, para remachar mi conciencia de que no necesitamos mirar a otras comunidades o imitar sus estatutos, sino mirar a nuestra comunidad, a sus potencialidades, sus recursos humanos y materiales, y comenzar nuestra salvación como cuidadanos de un territorio abandonado.
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